Citas Anarquistas
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Ravachol

Ravachol: el terror de la burguesía parisina

Ravachol, cuyo verdadero nombre es François Claudius Koënigstein, nació el 14 de octubre de 1859 en Francia y falleció el 11 de julio de 1892. Proveniente de una familia desestructurada, vivió en la pobreza e inestabilidad durante su juventud, lo que marcó profundamente su percepción del mundo y su compromiso con la lucha contra las injusticias sociales. Este revolucionario anarquista es más conocido como un símbolo de la propaganda por el hecho en el movimiento anarquista del siglo XIX.

A lo largo de su vida, Ravachol desarrolló una posición política fuertemente arraigada en el anarquismo y se dedicó a llevar a cabo una serie de actos militantes y de resistencia. Sus acciones, que incluyeron desde robos hasta intentos de asesinato, pretendían poner de manifiesto las desigualdades y las injusticias inherentes al sistema político y económico de la época. Fue arrestado y condenado a muerte en 1892, convirtiéndose en un mártir para algunos dentro del movimiento anarquista. A través de sus actos y su vida, Ravachol ejemplifica la lucha por un mundo libre de opresión y de autoridad.


Fecha de nacimiento: 1859-10-14

Fecha de Décès: 1892-07-11

País de origen: Francia

Idéologías políticas: Anarquismo, Propaganda Por El Hecho

Citas Disponibles: 6



Citas de Ravachol

Al redactar los artículos del Código Penal, los legisladores olvidaron que no atacan las causas, sino sólo los efectos, por lo que de ninguna manera destruyen el delito. En verdad, si las causas continúan existiendo, los efectos necesariamente surgirán de ellas. Siempre habrá criminales, porque hoy destruyes a uno, pero mañana nacerán diez.
Mientras me juzgas a mí, juzga a todos los desdichados a quienes la pobreza, combinada con el orgullo natural, convirtió en criminales, y a quienes la riqueza o la comodidad habrían hecho hombres honestos. ¡Una sociedad inteligente habría hecho de ellos hombres como cualquier otro!
Es la sociedad la que hace criminales y ustedes, miembros del jurado, en lugar de golpear deberían usar su inteligencia y su fuerza para transformar la sociedad. De un solo golpe podrás suprimir todos los delitos. Y vuestro trabajo, al atacar las causas, será mayor y más fructífero que vuestra justicia, que se menosprecia al castigar sus efectos.
La anarquía es la destrucción de la propiedad.
No son necesarios los amos, esa gente cuya ociosidad se mantiene con nuestro trabajo; cada uno debe hacerse útil a la sociedad, es decir, trabajar según su capacidad y su aptitud.
Hoy los anarquistas son lo suficientemente numerosos como para derrocar el estado actual de las cosas, y si eso aún no ha sucedido es porque debemos completar la educación de los seguidores, hacer nacer en ellos la energía y la voluntad firme para ayudar a la realización. de sus proyectos.